
Olvídate de leer el lenguaje corporal de tu perro o de sus “malos hábitos”. Por siglos, hemos culpado a la raza, el adiestramiento, e incluso a las estrellas, por la personalidad de nuestras mascotas. Pero la ciencia, siempre con una pizca de ironía, ha encontrado un nuevo sospechoso detrás de la ansiedad y la agresividad de tu mejor amigo: un ejército de billones de bacterias que viven en su tripa. Este informe destapa el fascinante y, francamente, un poco asqueroso mundo de la conexión entre el intestino y el cerebro de los perros, demostrando que el estado de ánimo de tu cachorro podría depender de lo que está ocurriendo, literalmente, en su interior. Es un “Wof-Wof” biológico que está redefiniendo lo que creíamos saber sobre nuestros compañeros de cuatro patas.

Aunque te suene a ciencia ficción, la autopista bioquímica entre el intestino y el cerebro ya se ha confirmado en humanos y roedores. A través de ella, la flora intestinal influye en el estado de ánimo, el estrés y la salud mental. Ahora, gracias a investigaciones pioneras, sabemos que esta extravagante relación no es exclusiva de nuestra especie [User Query]. La ciencia está demostrando que los perros también están bajo la influencia de su propia microbiota, lo que sugiere que ese “problema de entrenamiento” podría ser, en realidad, un problema de “probióticos”.
El Estudio que Rompió el Cuenco de Comida
El epicentro de este descubrimiento se encuentra en la Universidad Memorial de Newfoundland, en Canadá. Un equipo de investigadores, liderado por la multifacética Sarita Pellowe, publicó sus hallazgos en la revista de acceso abierto Scientific Reports. La Sra. Pellowe es una científica, pero también una consultora y entrenadora de perros certificada desde 2017. En otras palabras, sabe tanto de bacterias como de ladridos, una combinación letal para los misterios del comportamiento canino.

El equipo adoptó un enfoque tan diverso como una manada de perros de razas mixtas, mezclando psicología, ecología, microbiología y bioinformática. Su primer paso fue un llamado a la comunidad, una especie de casting masivo para perros. De 494 dueños que se apuntaron, seleccionaron a 72 animales con criterios tan estrictos que eran dignos de una audición para Hollywood: tenían que tener entre 2 y 7 años, una dieta estable por más de tres meses y un entorno sin cambios por al menos medio año. El objetivo era eliminar cualquier variable que no fuera, bueno, las tripas del perro.

El gran hallazgo de esta odisea fecal fue la asociación constante de un género bacteriano en particular con los perros ansiosos: el género Blautia. La investigación mostró que los perros con puntuaciones elevadas de ansiedad —medidas con una herramienta llamada C-BARQ— tenían una mayor proporción de esta bacteria en su intestino en comparación con otros grupos microbianos, como
Oscillospiraceae y Negativicutes.

Pero la cosa no se detuvo ahí. Los científicos usaron inteligencia artificial para analizar los perfiles microbianos, y lograron algo sorprendente: predecir con una precisión destacable (un impresionante AUC-ROC de 0.856) si un perro pertenecía al grupo de alta ansiedad [User Query]. Es como si la caca de tu perro fuera una bola de cristal biológica. La Sra. Pellowe señaló que la ansiedad es la principal razón por la que los perros son abandonados en refugios, y con un 72% de perros de compañía mostrando algún tipo de comportamiento ansioso, esta investigación no podría ser más importante para el bienestar animal.
De la Caca al Código: Un Viaje a la Vanguardia de la Ciencia
Este viaje, que a primera vista parece empezar en el lugar menos glamuroso, es en realidad un prodigio de la tecnología. La simplicidad del punto de partida —una muestra fecal— se contrasta con la sofisticación de las herramientas que se utilizaron para extraer los secretos de las tripas de los perros.

Todo comenzó con el Cuestionario de Evaluación y Comportamiento Canino (C-BARQ) , una herramienta validada que califica desde el miedo hasta la agresividad. Una vez que los datos fueron recolectados, los investigadores pasaron a la parte más pringosa, pero también la más reveladora del estudio: la recolección de muestras fecales, que se conservaron a -20 °C, probablemente junto con el helado de los científicos [User Query].
Luego, el equipo extrajo el ADN bacteriano de esas muestras usando técnicas genéticas de alta tecnología. Para entender este proceso tan complejo, aquí te dejamos un diccionario para que presumas de conocimientos en la próxima cena.
Término Propósito Traducción estilo Estilocracia
16S rRNA Sequencing Identifica las bacterias por su ADN. El detector de "huellas dactilares" bacterianas.
DADA2 Corrige los errores en la secuenciación. El "bibliotecario" digital que ordena el caos de los datos.
Selbal Encuentra el "balance" de bacterias asociado al comportamiento. El "buscador de parejas" microbianas que predice el drama canino.
Exportar a Hojas de cálculo
La minuciosidad de la metodología, con herramientas punteras como DADA2 y Selbal, demuestra un profundo compromiso con la rigurosidad científica. Al usar estos métodos, los investigadores no solo buscaban una respuesta, sino que se anticipaban a las limitaciones de la investigación de microbiomas, lo que subraya la solidez de este estudio, a pesar de que es solo el primer capítulo.
El Universo Microbiano: Blautia y sus Amigos
La investigación del equipo de Memorial University no es la única en este fascinante campo. Un estudio chino, por ejemplo, exploró la relación entre el microbioma y la agresividad en perros de trabajo, encontrando que diferentes perfiles microbianos se vinculan con distintos tipos de agresión. Este estudio identificó a otros actores: el grupo no agresivo tenía una mayor abundancia de

Escherichia-Shigella y Clostridium, mientras que el género Lactobacillus fue señalado como un biomarcador de la agresión canina.
Este último punto es particularmente intrigante, ya que la misma publicación cita el artículo de Pellowe, señalando que los investigadores canadienses también habían reportado un aumento de Lactobacillus en perros agresivos y ansiosos. Esto sugiere una sinergia y plantea la posibilidad de que ciertos géneros microbianos, como

Blautia y Lactobacillus, sean indicadores clave de diferentes problemas de comportamiento.
La siguiente tabla resume los hallazgos de ambos estudios, para que sepas qué villanos y qué héroes microbianos podrían estar viviendo en el intestino de tu perro.
Género Bacteriano / Familia Comportamiento Asociado Estudio Clave
Blautia Ansiedad
Pellowe et al.
Lactobacillus Agresividad
Estudio en perros de trabajo en China
Turicibacter Diferenciador de tipos de agresión
Estudio en perros de trabajo en China
Oscillospiraceae Ansiedad
Pellowe et al.
Escherichia-Shigella Ausencia de agresividad
Estudio en perros de trabajo en China
La Letra Pequeña: ¿Quién Causa a Quién?
Aquí es donde la ciencia se pone seria y te dice: “Calma, no te adelantes”. Como los propios autores señalaron, esta investigación es “observacional”. Lo que demuestra es una asociación o correlación, no una relación de causa y efecto.

Esta es la paradoja del “huevo o la gallina”: ¿es la flora intestinal la que causa la ansiedad, o es la ansiedad crónica la que altera la flora intestinal? Otros factores, como la percepción del dueño o el entorno del perro, también podrían influir [User Query].
Los expertos señalan los desafíos que enfrenta este campo de investigación :
El problema de la muestra: Una muestra fecal no es el panorama completo del intestino.
El problema de la estandarización: No hay una metodología estándar para el análisis, lo que hace que sea difícil comparar resultados entre estudios.
El problema de la resolución: A menudo, no se puede identificar la bacteria hasta el nivel de especie o cepa, algo clave para desarrollar terapias específicas.

El hecho de que los investigadores canadienses y otros expertos subrayen estas precauciones demuestra la madurez de la comunidad científica y su compromiso con la verdad. Es un recordatorio de que, aunque el potencial es inmenso, la evidencia aún está en sus primeras etapas.
El Futuro en la Bolsita de Premios
A pesar de las cautelas, el futuro que se vislumbra es muy prometedor. El descubrimiento abre la puerta a terapias no invasivas que podrían complementar o, en algunos casos, incluso reemplazar los métodos tradicionales de modificación del comportamiento.

Una de las áreas más prometedoras es la de los “psicobióticos”, cepas probióticas que tienen un efecto beneficioso en la salud mental. Por ejemplo, un estudio de Nestlé Purina encontró que una cepa específica de probiótico, Bifidobacterium longum (BL999), redujo significativamente los comportamientos ansiosos en los perros, como los ladridos, los saltos y el paseo en círculos. Este estudio, un ensayo controlado con placebo, no solo mostró mejoras en el comportamiento, sino que también redujo los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y la frecuencia cardíaca de los perros. ¡Casi como un tranquilizante, pero en un suplemento!

El camino hacia una conducta más equilibrada podría comenzar con un simple cambio en la alimentación de tu perro. Una nutrición de calidad, rica en proteínas y carbohidratos complejos, puede apoyar la función cerebral y la estabilidad emocional. 1 Los autores del estudio de la Universidad Memorial, conscientes de su relevancia y sus limitaciones, ya han expresado su deseo de expandir su investigación para “investigar si los suplementos probióticos pueden tener un efecto positivo en los comportamientos similares a la ansiedad en los perros de compañía”. 2
The Connection Between Nutrition and Behavior in Dogs – Pawsitively Pure Dog Food