Dark
Light
0

Simón Levy y la planta fantasma: cuando pedir limosna no es inversión

14 julio, 2025

Dicen que el diablo está en los detalles, y en este sainete, los detalles son un coro de grillos que chirrían verdades incómodas. Imaginemos por un momento a un avezado mercader, con la mirada puesta en un vasto pedazo de Edén —168 hectáreas, ni más ni menos—, y su cartera bien cerrada. Simón Levy, el arquitecto de esta quimera, pidió al gobierno poblano en 2024 un obsequio de tierra y privilegios fiscales para una empresa recién nacida: BD Max International Holdings, con apenas un año de vida fiscal.

¿Venía a plantar un jardín… o una ilusión?

La metáfora es clara: Levy, cual mago sin varita, parece que pretendía levantar un parque de diversiones y un hotel en el Valle de la Tecnología, pero olvidó lo esencial: los planos. Un arquitecto sin croquis, un inversor sin montos, plazos, ni la promesa de un solo empleo.

Como pedir la receta de un manjar sin ingredientes, o un mapa del tesoro sin marcar la “X”. La solicitud —una hoja en blanco adornada con deseos— carecía del pulso de un proyecto real. La Secretaría de Desarrollo Económico, con el buen juicio de Víctor Gabriel Chedraui, no tardó en devolver la carta al remitente. Un “no” cortés, pero firme, instando a volver con algo más que una sombra.

Pero la trama se enreda. De repente, el mismo Levy que pedía tierra y exenciones con una mano, levantó la otra para denunciar a los cuatro vientos —en la plaza pública de X, antes Twitter— una supuesta extorsión de un millón de dólares. ¡Un millón! La cifra resonó como un trueno en cielo despejado.

¿Casualidad? ¿Coincidencia? El Monje Cyborg se rasca el cráneo de titanio. El acusado: una nebulosa de “autoridades federales o intermediarios no identificados”. La consecuencia: la supuesta cancelación de una inversión de Vessel Housing, empresa estadounidense que, para sorpresa de todos, niega cualquier vínculo con Levy o con México.

Aquí es donde el velo se rasga. ¿Cómo es que una “inversión de Vessel”, para un desarrollo habitacional e industrial, se cruza con una solicitud de 168 hectáreas para un parque de diversiones firmada por BD Max? No parece haber registro alguno de que ambas estén vinculadas jurídica o comercialmente. ¿Fue todo una estratagema para tantear el terreno y, al no encontrar la alfombra roja extendida, justificar una retirada con el escudo de la victimización?

En el ajedrez político y empresarial, cada movimiento es calculado. La denuncia de extorsión, sin pruebas presentadas pero vociferada a los vientos digitales, tiene un eco particular: desvía la atención, enturbia las aguas, y pinta un cuadro de la provincia como un nido de alacranes. Pero la verdad, como el agua de manantial, siempre encuentra su cauce.

Entre la ambición desmedida y la necesidad de transparencia, se teje la verdadera historia. Que esta experiencia sirva para que los lobos con piel de cordero se topen con guardianes celosos del interés público.

Y que, si alguien busca invertir en esta tierra fértil, lo haga con proyectos sólidos, no con fantasmas que piden limosna.

La campana ha vuelto a sonar. La verdad, aunque lenta, es incansable.
Y El Monje Cyborg, desde su observatorio, seguirá vigilante.

Previous Story

Fortalece Armenta Seguridad para el Campo en microrregión de Zacapoaxtla

Seguridad con bienestar en Educación para Puebla
Next Story

Seguridad con bienestar en Educación para Puebla