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Cruz Azul y América: Lo que se juega no es una copa, es una narrativa

18 mayo, 2025

Por Estilocracia

Este 18 de mayo de 2025, Cruz Azul y América se enfrentan en una final más, pero sería ingenuo pensar que lo que está en disputa es solo un trofeo. Lo que verdaderamente se juega es el relato. Una narrativa que, desde 1999, ha sido dolorosamente repetitiva para los cruzazulinos y casi ceremonial para los americanistas.

Desde aquella final perdida hace más de dos décadas, Cruz Azul ha sido eliminado por el América en siete ocasiones consecutivas en liguilla: 2005, 2013, 2014, 2017, 2019, 2022 y 2023. En ese lapso han cambiado jugadores, entrenadores, formatos… pero el resultado ha sido siempre el mismo.

La tentación de hablar de maldiciones, karma o superstición es fuerte, porque el relato es seductor: el equipo “grande pero trágico”, el rival que se convierte en némesis, el héroe condenado a tropezar con la misma piedra. Pero atribuirlo todo a la mala suerte no solo es erróneo: es una forma elegante de no asumir responsabilidades.

No es cuestión de Azar

En Estilocracia creemos en la elegancia, sí, pero también en el pensamiento crítico. Y por eso vale la pena señalar lo evidente: esto no es una cuestión de azar, sino de estructura, de mentalidad y de toma de decisiones. Hablar de “maldición” es caer en lo que la lógica llama la falacia del apostador: la idea de que, porque algo ha sucedido muchas veces, ahora “toca que sea diferente”.

Es como lanzar una moneda y, tras ver salir sello siete veces seguidas, pensar que en el siguiente tiro forzosamente saldrá águila, como si el universo llevara un marcador moral. Pero el azar no lleva cuentas. Y en el fútbol, menos aún.

La historia no cambia sola. La historia se cambia. Y eso es lo que está en juego esta noche. Cruz Azul no está enfrentando una estadística, ni a los espíritus del pasado, ni a un número cabalístico. Está enfrentando a un equipo que ha sabido ganarle, no por magia negra, sino por contundencia, estrategia y personalidad.

La máquina

Si La Máquina quiere levantar el título esta noche, no basta con resistir. Tendrá que jugar mejor, pensar mejor y decidir mejor. Tendrá que liberarse, no de una maldición, sino de la comodidad narrativa de verse siempre como víctima.

El América, por su parte, llega como siempre: con una camiseta pesada, un historial intimidante y la costumbre de imponerse en este tipo de noches.

¿Cambiará esta vez la historia?

Lo sabremos pronto. Porque en el fútbol, como en la vida, no gana el que más lo merece, sino el que menos se sabotea.

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