Por qué lo violento se vuelve viral: entre la evolución, la psicología y los algoritmos
Por Estilocracia
En los últimos días, México ha sido testigo de eventos violentos que han captado la atención nacional: el asesinato de dos funcionarios públicos y el trágico caso de una influencer que perdió la vida mientras transmitía en vivo. Estos sucesos no solo conmocionan por su gravedad, sino también por la velocidad con la que se viralizan. ¿Qué nos lleva a mirar, compartir y comentar estos contenidos de forma tan compulsiva?
La respuesta no es simple, pero la ciencia nos ofrece algunas pistas clave. A continuación, exploramos tres teorías fundamentales que nos ayudan a entender el atractivo psicológico de la violencia mediática.
El sesgo de negatividad: una herencia evolutiva
El psicólogo Paul Rozin y el investigador Edward Royzman describieron el “sesgo de negatividad”, la tendencia humana a prestar más atención a lo negativo que a lo positivo. En términos evolutivos, estar alerta ante las amenazas nos ayudó a sobrevivir.
En su artículo Negativity Bias, Negativity Dominance, and Contagion (SAGE Journals), explican cómo este sesgo nos hace más propensos a recordar eventos trágicos o peligrosos, y a compartirlos como si fueran advertencias evolutivas.
“Las malas noticias superan a las buenas en impacto, velocidad y persistencia.”
Aplicado a las redes sociales: cuanto más impactante es una imagen o video —especialmente si es violento—, mayor será su capacidad de capturar atención.
Teoría del cultivo y el “síndrome del mundo cruel”
El sociólogo George Gerbner, pionero en los estudios sobre televisión, formuló la Teoría del Cultivo, que propone que la exposición prolongada a contenidos violentos en los medios puede distorsionar nuestra percepción de la realidad.
Gerbner acuñó el término “Mean World Syndrome” (síndrome del mundo cruel), para describir cómo los consumidores frecuentes de violencia mediática tienden a pensar que el mundo es más peligroso de lo que realmente es. Esto genera miedo, desconfianza y hasta paranoia.
“Quienes consumen más violencia televisiva creen que el crimen está por todas partes, aunque las estadísticas digan lo contrario.” — George Gerbner, University of Pennsylvania
Teoría de la Excitación (Excitation Transfer Theory)
Propuesta por *Dolf Zillmann, esta teoría sostiene que la excitación fisiológica provocada por un evento (como un video violento o impactante) *puede “transferirse” a la siguiente emoción, intensificándola. Por ejemplo, si estamos sobresaltados por un video violento, cualquier otro estímulo que recibamos después (una noticia, una imagen, un comentario) será sentido con más intensidad.
Zillmann mostró cómo este mecanismo explica fenómenos como la viralidad de contenidos agresivos o sensacionalistas: nos alteran físicamente y amplifican nuestras reacciones emocionales, haciendo más probable que compartamos lo visto para “descargar” esa excitación.
“No es sólo lo que vemos, sino lo que nos provoca por dentro lo que nos lleva a actuar en redes.”
Referencia: Zillmann, D. (1983). Transfer of excitation in emotional behavior. In Social Psychophysiology: A Sourcebook.
Algoritmos que amplifican la violencia
Las plataformas sociales están diseñadas para capturar atención, y los algoritmos priorizan los contenidos que generan más reacciones emocionales intensas. ¿Y qué es lo que más provoca ira, miedo o morbo? Exacto: la violencia.
El resultado es un ciclo donde lo más perturbador sube a la cima, y lo más reflexivo queda enterrado.
Como afirma Wired en Fighting the Mean World Syndrome (Wired, 2011):
“Las plataformas no premian la verdad ni la empatía. Premian el engagement.”
¿Qué podemos hacer?
Saber esto nos empodera. Aquí algunas herramientas para resistir la lógica del click fácil:
Alfabetización mediática: cuestiona lo que consumes y compártelo con intención, no por impulso.
Diversifica tu dieta informativa: no todo es tragedia ni todo es Twitter.
Prioriza lo importante, no lo viral: y, a veces, eso implica apagar el teléfono.
Para saber más:
Negativity Bias and the Negativity Effect – Rozin & Royzman
Cultivation Analysis: An Overview – George Gerbner